EL SÉPTIMO HIJO DE LA LUNA
“Susúrrame al oído tus más oscuros deseos, que yo estaré ahí para hacerlos realidad"
PRÓLOGO
Muchas veces me he preguntado que es lo que diferencia a un humano de un monstruo, a parte de la genética, claro, y de la terrible verdad de serlo.
Somos como ellos, caminamos como ellos, vestimos como ellos… incluso respiramos el mismo aire… en conclusión intentamos ser como ellos. Pues la diferencia es que los monstruos sabemos recordar lo que una vez llegamos a ser y tememos de lo que ahora somos capaces de hacer. Esa es la única diferencia, porque a pesar de no ser humanos, nos obsesionamos también con la vida… con el amor… y con toda causa perdida que hay a nuestro alrededor.
Recuerdo que de pequeño, a veces tenía pesadillas sobre monstruos y seres oscuros que invadían mi habitación y se escondían debajo de mi cama. Pero ahora, mi pesadilla se ha hecho realidad, porque ahora soy yo uno de esos monstruos que aparecen en las pesadillas de otras personas. Ahora soy yo quien da miedo.
Siempre he sido un buen chico… ayudaba a mi tía con la casa y con todos los trabajos que me mandaba hacer; salía a cazar junto con mis hermanos y con los hombres de la aldea para traer alimento a mi gente; cuidaba y protegía a mis hermanos, sobretodo a mis tres hermanas. Era amable, educado y respetuoso, pero no fue suficiente porque con el paso de los años he llegado a la conclusión de que las cosas buenas en realidad no le ocurren a la gente como yo.
Mucha gente no puede ignorar su verdadero yo y pretender ser
algo que no son, porque eso nunca cambia lo que de verdad eres, simplemente lo retrasa.
Lo que de verdad eres, estará ahí, día tras día, al acecho, esperando hasta que quieras o puedas aceptarlo.
Abandoné mi vida. Abandoné a mi familia. Abandoné mi destino. Pero ahora he vuelto y estoy preparado.
Soy Gédéon Lebourc, el Macho Alfa del clan de los licántropos Arión.
Y esta es mi historia.